Oh, mi Dios
La tarde cayendo está,
el mundo afuera se agita.
Es tan hermoso el fulgor
y tan dulce la ocasión
que mi voz aguarda en vela.
Y es tan pequeña mi barca
y tan frágiles mis remos.
Y tanto quiero avanzar.
Oh, mi Dios
que en el silencio
me quedo esperando playas,
olas dulces, sol y viento.
Con el mar vendrán las olas,
con las playas sol y viento.
Y estas velas destrozadas
y este velero deshecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario